Acostumbramos a resaltar los momentos especiales de la vida de nuestros familiares y amigos mediante regalos especiales. Generalmente estos momentos coinciden con los cambios principales: nacimiento, comienzo de la juventud, fin de estudios, bodas, aniversarios significativos, etc. Para estos casos buscamos un regalo que perdure en el tiempo como un recuerdo.
Los regalos de plata reúnen las características que necesitamos: son valiosos en sí mismos sin que el paso del tiempo los deprecie. Pueden grabarse con fechas y nombres para recordar la ocasión en la que se hizo el regalo. Y hay multitud de objetos de plata con los que simbolizar aquello que queremos recordar. De hecho, es frecuente que algunos de estos regalos pasen de padres a hijos añadiendo las correspondientes grabaciones para que sean testigos mudos de los momentos vividos.
Las mejores ocasiones en plata
Desde el nacimiento del niño – para el que es frecuente regalar sonajeros o medallas para la cuna – hasta los veinticinco años de matrimonio, hay varias ocasiones en las que los regalos en plata son una buena idea. Al bebé se le regalan cubiertos, particularmente cucharitas papilleras, torcidas, con las que le darán los primeros alimentos, vasitos o las prácticas pinzas para que no pierdan el chupete.
Cuando ya es algo más mayor podemos regalarle cajitas para guardar los primeros dientes, la concha del bautizo, cepillos y peines o servilleteros. Con los años vendrán los llaveros con sus iniciales, los álbumes o los gemelos. Por fin, placas con el escudo de su profesión, objetos a los que tenga un especial afición o portarretratos.
Lo importante es que elijamos el regalo con la intención de que efectivamente sea un recuerdo, tanto de la ocasión como de quien se lo dio. El motivo que elijamos para el relieve del objeto escogido y la grabación de la fecha y nombres darán el toque personal que debe tener un buen regalo.